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No te conozco...

Hoy, en uno de mis viajes rutinarios por la red, me encontré con el siguiente vídeo:



Asociación nacional para las familias con Alzheimer. 
 

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¿Os habéis perdido en la nieve?

¡No hay problema! mejor aún, tenéis una experiencia inolvidable por delante. De esas que luego contaréis al calor de las cenas de navidad. Construir un iglú y pasar la noche.
 Hay varias formas de construir un iglú, seguramente tantas como nómadas del hielo. Os explicaré una:


Si habéis visto el dibujo y no os perdisteis muchos capítulos de barrio sésamo seguro que haríais una casita de la nieve en condiciones. Aún así, os comentaré alguna idea básica.

Para la construcción son necesarias pocas herramientas tales como un sierra, una pala (a poder sin curvatura) y una cuerda. 

Para la base de nuestro refugio polar realizaríamos un círculo en el terreno. Para ello podemos clavar la pala en la nieve y atar la cuerda para utilizarla a modo de compás. Una vez tuviéramos la base dibujada, haríamos los singulares bloques. Para ello, buscaríamos una superficie donde la nieve estuviera bien compacta y seca. Una vez localizada, con la sierra moldearíamos el bloque y con ayuda de la pala y unos golpes secos los sacaríamos del suelo.
 Las medidas de los bloques son orientativas, pero deberían oscilar entre el metro de largo, los 40cm de alto y 20cm de ancho.  Como bien indica la imagen superior, los bloques deben ser de menor a mayor tamaño y con forma oblicua, ya que la construcción del iglú se hará en espiral ascendente. 

 A partir de aquí todo es superponer bloques con la ayuda de una persona en el interior de futuro iglú. Los bloques los podéis unir con nieve a modo de argamasa. Para el techo, podemos hacer una pieza que encaje desde arriba o podemos dejar una pequeña obertura para eliminar el dióxido de carbono y el monóxido en el caso de que hagáis fuego. Si no dejáis la obertura, es conveniente hacer unos agujeros oblicuos en las paredes a media altura. Esto ayudará a que el iglú no se convierta en polo de fresa a media tarde de agosto.  Para la entrada, nada de agujeros en las paredes que nos hundimos, mejor un agujero por debajo de la superficie que conecte interior y exterior.

La verdad es que, nada más de leerlo, me ha dado pereza. Espero que no os tengáis que ver en una de estas nunca, pero si os pasa, ¡contadme!

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¿Arde el acero?



¿Queréis ganar una apuesta éstas navidades? Yo, desde luego, la hubiera perdido. Resulta que el acero arde. No es una combustión a llamaradas pero el efecto no deja de ser impresionante.

Como vemos en el vídeo la lana de acero, al ser expuesta al fuego, empieza a arder. Lo imprescindible para que se de este efecto es separar bien las hebras de acero para dejar que el oxígeno entre dentro del ovillo y pueda hacer combustión.

Me pregunto que pensarán de todo esto en París y su torre Eiffel..

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Felices fiestas

Aprovecho el día de hoy para felicitaros a todos las fiestas y desearos a todos un feliz y próspero año 2011. Me gustaría dejaros con un post en el día de hoy, pero no ha podido ser.
Espero que tengáis la suerte de poder disfrutar de vuestras familias y demás gente que queremos y nos quiere.
¡Un abrazo y nos vemos pronto!

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Mini obras de arte.

Hoy os dejo con uno de los asombros diarios de la naturaleza: Los copos de nieve. Famosos son por su gran variabilidad de formas, perfectamente geométricas. Veamos algunos de ellos bajo el microscopio.






Estamos acostumbrados a ver infinitas formas de expresar el arte, y así lo hace la naturaleza, verdaderamente impresionante.

Me enteré leyendo en http;//www.akirathedon.com

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Amaxofobia o miedo a conducir.


Muchos de los experimentados conductores quedan sorprendidos cuando alguien les cuenta un problema de éstas características. Muy poca gente le da la importancia que realmente tiene este miedo (ansiedad) a conducir.

No es un problema nuevo, como cualquier fobia no es más que un objeto situación que provoca ansiedad patológica a la persona. Las personas con este problema difícilmente acuden en busca de ayuda, pues ven el problema como lógico (frecuentemente en fobias).
Este problema tiene diferentes maneras de expresarse, desde los que tienen miedo a conducir por falta de práctica y estereotipos de la conducción, hasta lo que después de años de práctica han sufrido una crisis nerviosa al volante, pasando por los que atribuyen esa ansiedad a experiencias traumáticas previas al volante.

La amaxofobia, como cualquier fobia, tiene tratamiento. Aunque lo más recomendable es acudir a un profesional, podemos tratar de reducir nuestra ansiedad al volante por medio de algunas técnicas.
Algunos de los consejos recomendados por el COP son la respiración diafragmática lenta, la relajación, la relajación muscular y finalmente la exposición al objeto de aversión. 
En estas premisas se basan algunas de las técnicas utilizadas para paliar el problema, veamos algunas de ellas.

  • Hacer un listado de situaciones evitadas y del nivel de dificultad que supone cada una
  • Exposición gradual a la conducción
  • Exposición en la imaginación (visualización positiva)
  • Técnicas para reducir la ansiedad, si son necesarias, al principio (relajación)
  • Registros de exposición y de pensamientos relacionados

  • Colaboración de otras personas, instruidas al respecto, que te ayuden a cumplimentar la exposición
  • Premios y “castigos” autoimpuestos (metas)
  • Permanecer en la situación temida hasta que baje la ansiedad
  • Si escapas de la situación de exposición, vuelve a ella lo antes posible y quédate allí hasta que la ansiedad disminuya
  • Aunque al principio utilices alguna técnica para reducir la ansiedad durante la exposición, después tienes que realizarla sin llevar a cabo ninguna conducta dirigida a evitar la ansiedad (o el supuesto peligro).
El principal problema de esta fobia en concreto suele ser que los sujetos no se sienten comprendidos por su alrededor y quitan importancia a sus logros. Por ello, es importante actuar en el entorno social del sujeto con el problema concienciando a estos sobre el mismo
Por ejemplo, pensamientos negativos que nunca deberías realizar: Nadie pensaría que esto es importante, debería hacerlo mejor o cualquiera haría esto sin ningún esfuerzo. Cuando lo que deberíamos pensar es: A los demás, con una fobia, tampoco les resultaría fácil, con el tiempo lo conseguiré o algunos no lo entenderán pero yo sé que esto es importante.

Para terminar, unos datos reveladores.

El 33% de los conductores españoles tiene miedo al coche y 2 de cada 10 lo abandonan. Las causas principales de angustia al volante son la baja autoestima, el temor a cómo circulan los demás, presenciar algún accidente y las condiciones de la vía. Según un estudio, la amaxofobia afecta casi al doble de mujeres que de hombres.

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Prosopagnosia aperceptiva


Cerrad los ojos. No, mejor abridlos y mirad la cara de un ser conocido, bastante familiar.
Podéis distinguir la forma más o menos redonda de su cara, el color de los ojos, el grosor de las cejas, la forma de los dientes y de sus orejas. El corte y color del pelo, las facciones marcadas por el tiempo y la emoción que está mostrando en aquel mismo momento
Sois capaces de transmitir todo esto tanto escrita como verbalmente, y aún así, sois incapaces de integrar toda esa información y reconocer esa cara.
Padecéis “Prosopagnosia o “Face blindness”.
El término proviene del griego ρόσωπον: aspecto, y de ἀγνωσία: desconocimiento. Es un trastorno neurológico que incapacita al sujeto en el reconocimiento de rostros, incluyendo el propio.
La peculiaridad de este trastorno reside en que las capacidades ópticas propiamente dichas están intactas. El sujeto es capaz de “ver” perfectamente, de procesar los detalles, pero es incapaz de recopilar la información y reconocerla.
¿Por qué pasa esto?
Bien, voy a hacer un breve malo resumen.
El ojo transforma la energía lumínica en estímulos neurales que el cerebro pueda procesar. Así captamos el mundo exterior, a través de esta transducción. Esta energía (información para el cerebro) es conducida a través del nervio óptico hasta un núcleo del cerebro llamado tálamo. Desde aquí, la información en 
 forma de energía pasa a la región occipital del cerebro donde se encuentra la región V1, o “visual primaria”. Hasta aquí ningún problema, pues esta región del cerebro se encarga de la percepción de los estímulos y su gruesa clasificación. El problema viene cuando, una vez captada la información en V1, ésta pasa a áreas de “asociación” donde los diferentes estímulos se integran y se reconocen. Bien, pues un fallo en alguna de éstas áreas del cerebro, que bien pueden ser de nacimiento como por traumatismo o enfermedad, son las que originan este trastorno.
Este peculiar trastorno se plasma en el libro del escritor y neurólogo Oliver Sacks “El hombre que confundió a su mujer con un sombrero”. Es un libro que, si me lo leyera, seguro recomendaría :)